Cartel Fiestas de San Juan y San Pedro, Alicante 1928
En
Alicante el rito del fuego perduró a través de los siglos. Se
trataba de una festividad agrícola, en la que los labradores
celebraban el día más largo del año para la recolección de las
cosechas y la noche más corta para destrucción de los males. Más
tarde esta costumbre pasó a la ciudad ya que Alicante y su huerta
siempre caminaron unidas. Así se puede constatar que la primera
noticia documental de estas primitivas hogueras se remonta al año
1822, a través de un bando publicado por el Alcalde que ordenaba:
"...que
no se enciendan hogueras en las calles, ni menos se disparen tiros ni
cohetes en la noche de San Juan y sucesivas, bajo multa de 20 a 100
Reales."
Las
autoridades prohibían año tras año las hogueras, pero el pueblo
seguía quemándolas como fiel seguidor de sus tradiciones. En 1881,
por despiste del Ayuntamiento, no se publicó el correspondiente
bando prohibiendo encender hogueras y según un diario de la época
"...tras
comenzar las fiestas con la verbena de San Juan, permitió que los
pacíficos habitantes se despacharan a sus anchas con hogueras y
petardos."
Aprovechando la ausencia de prohibición los vecinos se agruparon por
calles instituyendo las "festes de carrer" (fiestas de
calle), con juegos populares, música de dulzaina y tabalet y con la
aparición de los antepasados de los actuales "ninots", en
forma de figuras grotescas que figuraban alguna persona a la que el
vecindario criticaba.
Las
hogueras vecinales continuaron presentes en nuestras calles pese a
las constantes prohibiciones y debían ser bastante estruendosas pues
se conservan documentos de las familias más adineradas de la ciudad
como ésta del señor Pobil dirigida al Alcalde: "Ruego
se tomen las medidas oportunas para que en las veladas de San Juan y
San Pedro, no se repitan los hechos escandalosos de otros años, que
hacen formar mal concepto de la cultura de esta población."
Corría el año 1887 y se arrastraban más de setenta años de
cortapisas a las hogueras por parte de las autoridades y la
aristocracia de la ciudad.
Pero
fue en 1928, que se produce la reorientación definitiva de esta
tradición tan perseguida. Se crea una asociación llamada Alicante
Atracción, dedicada a fomentar el turismo de la ciudad, que por
aquel entonces gustaba más de las playas cantábricas. Aquí aparece
la figura de José María Py, que tras explicar el nacimiento de las
Fallas de Valencia escribía:" Las
Hogueras de Alicante son bien conocidas por su tradición desde
tiempos remotos, deberíamos los alicantinos darles ese mismo
carácter que se ha dado a las Fallas valencianas."
Esta idea encaminada a atraer el turismo, tal y como hizo Valencia,
tuvo aceptación entre la clase dirigente y se autorizó a la
asociación Alicante Atracción a organizar las "primeras
Hogueras de San Juan", (primeras permitidas por el
Ayuntamiento).
Posteriormente
se supo que José María Py jugó sus cartas para oficializar la
fiesta ante las autoridades con la idea de atraer turistas, aunque el
siempre concebió las Hogueras para uso y disfrute de los
alicantinos.
El
éxito del primer año fue total, y según reseña el periódico El
Día (1928): "Les
Fogueres han sido un acontecimiento en la historia de Alicante, más
de cien mil personas presenciaron la cremà".
Sin
saberlo, se habían conseguido ambas cosas, la oficialización de la
Fiesta y la atracción de turistas, ya que esta fue tan
multitudinaria que el mismo Manuel Arques Such declaraba en la
prensa: "el
pueblo, este pueblo bueno, quedó como atemorizado de lo que había
hecho, daba la sensación de un niño que cree haber cometido un
pecado."
Como
es lógico las críticas valencianas no se hicieron esperar y en 1929
una Falla se refería a las Hogueras con el lema "Monos
de repetición".
Pero eso, en vez de amilanar a los alicantinos, aún los estimuló
más, y en pocos años se superarían las treinta Hogueras, creándose
paralelamente el complemento de la Barraca, un recinto acotado
instalado en plena calle y al que se accede por una portada
alegórica, en cuyo interior se desarrollan verbenas, así como se
puede gozar de las excelencias de la gastronomía alicantina.
Igualmente,
a partir de 1932, las Hogueras instauraron la máxima representación
de la Fiesta; la Bellesa del Foc -Belleza del Fuego-, cargo éste que
es elegido anualmente entre las Bellezas representantes de cada
Comisión de Foguera.
Con
el paso de los años, el número de las Comisiones de Foguera ha
ascendido a cerca de noventa, distribuidas por todas las zonas de la
ciudad, así como las Comisiones de Barraca superan las setenta,
siendo más de diez mil los participantes directos de nuestra Fiesta.
En
su día declaradas de Interés Turístico Nacional, y posteriormente
de Interés Turístico
Texto: www.hogeras.org
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