8 de diciembre de 2021

Antiguo Hogar José Antonio - Paseo de Campoamor - Alicante - España


Antigua Casas de Beneficencia Provincial
Paseo de Campoamor - Alicante - España
Derruido / Desaparecido en la actualidad

Antiguo Hogar José Antonio - Diputación Provincial
Paseo de Campoamor - Alicante - España
Derruido / Desaparecido en la actualidad



Capilla Antiguo Hogar José Antonio - Diputación Provincial
Paseo de Campoamor - Alicante - España
Derruido / Desaparecido en la actualidad


Antiguo Hogar José Antonio - Diputación Provincial
Paseo de Campoamor - Alicante - España
Derruido / Desaparecido en la actualidad



Antiguo Hogar José Antonio en años distintos - Diputación Provincial
Paseo de Campoamor - Alicante - España
Derruido / Desaparecido en la actualidad




Antiguo Hogar José Antonio - Diputación Provincial
Paseo de Campoamor - Alicante - España
Derruido / Desaparecido en la actualidad


Parte posterior (Avda. Jijona) Antiguo Hogar José Antonio - Diputación Provincial
Paseo de Campoamor - Alicante - España
Derruido / Desaparecido en la actualidad


Actual parte posterior ADDA (Avda. Jijona) 
Paseo de Campoamor - Alicante - España



Antiguo Hogar José Antonio - Diputación Provincial
Paseo de Campoamor - Alicante - España
Derruido / Desaparecido en la actualidad


Actual ADDA (Auditorio de Música de Alicante) donde se ubicaba el antiguo Hogar de José Antonio
Alicante - España


Actual ADDA (Auditorio de Música de Alicante) donde se ubicaba el antiguo Hogar de José Antonio
Alicante - España

El Paseo y el cristal con que se mira

El paseo de Campoamor es parte de mi vida. Vivo al lado. Pero no es solo por eso. A principios de los 80 (léase “lorochenta”) mi padre empezó a trabajar en lo que se llamaba el “Hogar José Antonio”, después “Hogar Provincial” y que se había llamado toda la vida la Beneficencia. La Beni, como la conocían los alicantinos. Allí vivían los niños abandonados, los de familias rotas, los huérfanos en una palabra. También ancianos sin recursos, sin familia o con familia sin vergüenza. El Hogar Provincial está ahora en la partida de Orgegia y es un edificio enorme, moderno, con unas instalaciones estupendas. El edificio en el que empezó a trabajar mi padre era otro.

 Estaba en el paseo de Campoamor, ocupando lo que ahora es el ADDA y, sobre todo, su parking. Era un edificio del siglo XVIII, antiguo convento de las Capuchinas, señorial, de tres plantas y portada de un barroco austero y simple. El edificio era enorme, construido en torno a varios patios, con su capilla (por supuesto) y daba, por detrás a la avenida de Jijona. Muchos mayores recordarán a Sor Soria (sería de allí la mujer, digo yo) que sacaba a los niños a pasear todas las tardes, a la playa si era verano.

 En frente estaba (está, de momento) el Colegio Público Campoamor, el cole de mi padre, casualmente, un edificio de 1928 que siempre me ha encantado.

 La Diputación decidió derribar el antiguo convento del siglo XVIII a principios de los 80 para construir allí el Auditorio, aduciendo que el edificio se encontraba en penosas condiciones. El Ayuntamiento intentó evitarlo apelando a los Tribunales pero no hubo nada que hacer. Es verdad que estaba hecho un asco porque he visto fotografías del interior y parecía el Internado de la muerte. Es lo que suele pasar cuando no haces mejoras en 200 años, nos ha jodido. Si hacen cuentas, además, verán que solo tardaron 25 años en construir el Auditorio. Prisa no tenían.

 Mientras se demolían sus muros centenarios y algún listo se llevaba, como siempre, los sillares, las molduras y los relieves de la portada, un camión haciendo marcha atrás se cargó la estatua que estaba justo frente a la puerta principal, y eso que había dos escalones hasta llegar al pedestal de piedra, ya hay que ser bruto. El pedestal quedó destrozado y el busto que había encima, dañado. Era un busto de mármol realizado por el escultor Bañuls y estaba dedicado a don Ramón de Campoamor, claro.

 Porque Campoamor, aparte de un paseo y un mercadillo, fue un señor. Un señor nacido en Asturias que fue escritor, filósofo, político y poeta. Estudió en Santiago y se matriculó en medicina pero los cadáveres le daban asquito y mal rollo, así que lo dejó. Fue un profesor suyo el que le animó a dedicarse a la escritura.

-“Campoamor, cuando termine usted de vomitar, quiero hablarle de su futuro”

-“Como quiera….brausuagshfs…..señor profesor”

 Empezó a escribir el muchacho y no lo haría mal puesto que el mismísimo Espronceda (el de  “Con diez cañones por banda…” ya saben) le ayudó en sus principios. También se metió en política, en el Partido Moderado y era un defensor a muerte de la monarquía y en especial de Isabel II. Tan pelota debió ser que fue nombrado consejero real en 1846 y en 1847 gobernador civil de Castellón y poco más tarde de Alicante. Y para acá que se vino don Ramón. Y aquí conoció el amor: se casó con Gullermina O’Gorman, una alicantina de origen irlandés que aportó un buen pastizal como dote.

 Siendo gobernador don Ramón decidió darle a la ciudad una alameda o paseo con árboles y donó unos terrenos que poseía en la carreta a San Vicente. Así se llamó, la Alameda, porque se plantaron álamos. Se construyeron unos portales de  cantería, unas verjas de hierro forjado y se instalaron bancos de piedra para que la paisanada pusiera descansar. Debió ser precioso.

 Dejó don Ramón Alicante cuando fue elegido Diputado y se instaló en Madrid. Allí seguía defendiendo a la reina como un obseso. Tan encendida era su defensa de la monarquía que publicó unos escritos pasándose mucho con el estamento militar (algunos estaban hasta el sable de la reina). Ante la ofensa (siglo XIX, recuerden), los militares eligieron a su mejor espadachín, el marino Juan Bautista Topete, para que retara a don Ramón a un duelo. Como lo oyen. ¿Se imaginan a Rajoy retando a un duelo al amanecer a Pablo Iglesias por ir en mangas de camisa a ver al rey?

 Una mañana de 1863, don Ramón de Campoamor y don Juan Bautista Topete, junto con sus respectivos padrinos, verificaron que los sables estaban bien afilados. Se pusieron en posición, mirándose, se saludaron y comenzaron el duelo. Al primer lance don Ramón comprobó que Topete era un espadachín excepcional, cachas impresionante y con muy malas intenciones.

 - “La has cagao, Ramón” – debió pensar nuestro poeta

 Sin embargo pronto empezó a darse cuenta de que Topete era todo ira y agresividad. Don Ramón, que tampoco era manco con el sable, empezó a parar una a una todas las acometidas del militar. Topete se iba calentando al ver que el poetucho ese le paraba todas, el cabrón, y cometió el gran error de atacar con los higadillos en vez de con la cabeza. En uno de los envites, don Ramón le rajó la frente de parte a parte aunque de forma superficial. Imagínense el cabreo de Topete.

- “Me cagüenlaputamadre te voy a…!!”

 Zas, otro pinchazo, esta vez en la mano y el sable al suelo. Topete, desarmado y flipando en colores fluorescentes, no acertaba a articular palabra.

-“Ha sido usted un valiente y las heridas con las armas las hace la casualidad”

 Inmediatamente, ambos hombres se abrazaron y siguieron siendo amigos el resto de sus vidas.

 Campoamor fue de nuevo Diputado, gobernador civil de Valencia, senador, director general de Beneficencia y Sanidad, consejero de Estado y académico de la Lengua; la «E mayúscula» era su sillón. Murió el bueno de don Ramón en Madrid a los 83 años.

 Alicante en 1917, en el centenario de su nacimiento, cambió el nombre de la Alameda por el de Paseo de Campoamor en su honor y encargó al escultor Bañuls una estatua para ponerla en su paseo. La misma estatua que un capullo derribó 70 años después haciendo marcha atrás con un camión.

 Desde entonces el Paseo de Campoamor ha pasado por muchas vicisitudes. En los años 30 por ejemplo se abrió al tráfico. Cuando hablamos de tráfico en el Alicante de los años 30 nos referimos a carros de mulas; incluso las cuadras de los caballos de la Policía Municipal se instalaron allí. A los pocos años aquello era un barrizal mezclado con boñiga de caballo en el que las moscas eran las dueñas y señoras. La cuadreta, le llamaban los alicantinos en esa época.

 Fue campo de fútbol provisional; allí se instalaba la Feria de Navidad, los puestos del Porrate de San Antón y en 1968, el mercadillo. Antes los puestos se repartían por las calles Velázquez, Quintana, Capitán Segarra, Calderón de la Barca, y Alfonso el Sabio. Imagínense eso hoy en día. Y mercadillo fue hasta que éste fue trasladado a la calle Teulada para empezar las obras (por fin) del Auditorio Provincial.

 Que conste que el edificio del Auditorio está muy bien. Arquitectónicamente es muy…muy… ¿cómo decirlo? Debe ser muy bueno porque a mí me parece una mierda y como a mí me gustan los edificios antiguos, pues seguro que estoy equivocado. Y aun aceptando que es un edificio cojonudo no me negarán que es un puto pegote blanco entre los edificios clásicos del colegio Campoamor, del colegio de Nª Señora del Remedio, del de la Consellería de Sanitat, la plaza San Juan de Dios, el Observatorio Sismológico. Que se lo digan si no a los vecinos de la avenida de Jijona, que de repente tienen un muro blanco literalmente, frente a sus casas.

 Sigue habiendo un tramo donde se puede pasear pero las normas urbanísticas modernas hacen que sea otro paraíso skater, todo cemento y espacios abiertos. Y aunque el busto de don Ramón ha sido restaurado y colocado en un nuevo pedestal de piedra, en vez de ponerlo arriba mirando hacia su paseo, donde siempre estuvo, lo han colocado abajo frente al colegio y mirando a los edificios de la avenida de Alcoy, concretamente al autoservicio chino que hace esquina. Y es que don Ramón, le tocó a usted la letra E mayúscula. La de España.

Pero claro, seguro que hay a quien le gusta el nuevo auditorio, el nuevo paseo y la nueva ubicación de la estatua porque, como dijo Ramón de Campoamor:

En este mundo traidor

nada es verdad ni mentira.

Todo es según el color

del cristal con que se mira. 


Publicado 10th August 2016 

J. A. LUQUE

https://unblogdeluque.blogspot.com/2016/08/el-paseo-y-el-cristal-con-que-se-mira.html


 
Actual Hogar Provincial
Calle del Hogar Provincial, nº 33
03559 Santa Faz – Alicante

Entrando a Alicante por la carretera de Valencia se levanta con una imagen contundente, y aún hoy, alejado de cualquier otra construcción, el, que Juan Antonio García Solera proyectara en 1968 para la Diputación Provincial. La construcción finalizó el año 1975.

La parcela donde se inscribe esta singular edificación, se alarga en la dirección Noroeste-Sudeste y tiene forma irregular.

Ocupando aproximadamente el centro del solar se extiende, con geometría sinuosa, un cuerpo, (de planta semisótano, baja y primer piso), que le da continuidad al conjunto y sirve de articulación. Este cuerpo contiene los distintos locales sociales que complementan la función residencial. Destacan por encima del anterior dos volúmenes lineales de cinco y seis plantas respectivamente; el pabellón de ancianos y otro para niños, que incluye enfermería, puericultura y párvulos. También se distingue otro volumen con forma de L y menor altura que los anteriores, que es el pabellón para sordomudos. El programa incorpora también una zona verde e instalaciones deportivas. Actualmente el conjunto de edificios se destina a albergue de la tercera edad.

El pabellón de sordomudos, con forma de L, tiene sótano, planta baja y dos alturas. Las escaleras se sitúan en el ángulo de encuentro de los dos lados. El sistema estructural es de pórticos transversales a fachada. La planta baja es muy acristalada y los huecos alargados de las otras dos plantas componen un juego ajedrezado de contrastes.

El pabellón de ancianos tiene siete alturas, contando las dos plantas de plataforma con la que se solapa, y se resuelve con un prisma muy alargado de persistente linealidad. En la fachada norte donde se sitúa el corredor, la seriación de pequeños huecos cuadrados, que coinciden en planta con la partición de los módulos de habitación, contrasta con la horizontalidad de las bandas acristaladas en la plataforma. La otra fachada se resuelve con terrazas que se orientan a sur.

El pabellón de ancianos es un bloque muy alargado de planta quebrada. Los servicios se sitúan en los extremos y la escalera en el centro del tramo inclinado intermedio. Las circulaciones se resuelven con dos corredores laterales, uno en cada fachada. En las fachadas una serie de huecos alargados alternan su disposición en cada planta, rompiendo la monotonía.

La estructura es de hormigón armado con cerramientos exteriores de ladrillo cerámico. La carpintería es metálica y los pavimentos de piedra natural y terrazo.

La composición organicista de los volúmenes sugiere cierta influencia de Alvar Aalto, que está presente en otros proyectos de Juan García Solera y observamos, por ejemplo, con gran claridad en el "Colegio de Médicos en Alicante" proyectado en 1982.

Texto: Urbipedia



No hay comentarios:

Publicar un comentario