Antigua Publicidad Apartotel Meliá Alicante
Empezando a construirse el Apartotel Meliá Alicante
En su ultima fase de terminación
Hotel Meliá Alicante
Terminado de construir entre la Playa del Postiguet y el Puerto de Alicante
Imagen aérea actual del Hotel Meliá de Alicante 2015
El País
Comunidad Valenciana
M. SANCHEZ SOLER
Alicante 11 febrero 2001
Los orígenes de la controvertida 'operación urbanística del Meliá'
La historia ejemplar de un 'edificio especial' construido en el puerto de Alicante sobre terrenos robados al mar
La construcción del Aparthotel Meliá, de Alicante,
sobre terrenos públicos situados entre la zona portuaria alicantina
y la playa del Postiguet, ha sido uno de los trucos de
prestidigitación urbanística más elocuente del desarrollismo
franquista. Toda una lección de cómo se puede privatizar y
arrebatar a la ciudad una de sus más emblemáticas fachadas
marítimas, cambiando leyes, torciendo voluntades y prevaricando en
un tiempo en que semejante palabra sonaba a ciencia ficción. También
demuestra el gran poder acumulado por el magnate José Melià
Sinisterra, habitual del círculo íntimo de Franco, y socio de
personajes como José María Sanchiz Sancho, mago de El Pardo,
administrador de las propiedades del general y tío del marqués de
Villaverde, que se sentó durante años en el consejo de
administración de Viajes Melià.
Desde 1964 hasta el 2001, el Aparthotel Meliá
siguió ampliando todas sus fases ilegalmente, hasta que el último
gobierno municipal del PP, presidido por Luis Díaz Alperi, ha
terminado por legalizar su existencia y abrir así las puertas a un
suculento negocio. El caso del Aparthotel Meliá es toda una historia
ejemplar.
Todo empezó el 14 de febrero de 1964, cuando una
empresa del grupo Meliá denominada Urbanismo y Construcciones
Turísticas S.A. (Urbantusa) solicitó a la dirección del Puerto de
Alicante una autorización para construir un hotel-balneario sobre
suelo público de la explanada adosada al Dique de Levante del Puerto
y mediante terrenos que se ganarían al mar.
Transcurrieron dos años cuando, el 29 de abril de
1967, el ministerio dictó otra orden en la que modificaba las
condiciones de la anterior y reconocía que las obras de explanación
se habían ejecutado según el proyecto inicial. La dirección del
Puerto de Alicante, en el acta de reconocimiento de la obra, hizo
constar: 'Nada hay que oponer con relación al acta de reconocimiento
de la obras, la sociedad concesionaria adquirirá de su propiedad
privada aquellos de tales terrenos ganados al mar'.
El 13 de julio de 1968, fue segregada la finca
número 14.713. Tal como consta en el Registro, este terreno 'será
destinado a la construcción de un inmueble en régimen de
HOTEL-BALNEARIO', cuya altura no podía ser superior a la del cercano
edificio de Aduanas. Sin embargo, el 1 de abril de 1969, el terreno
quedó registrado como propiedad de Urbatusa, con una novedad: en la
planta baja del nuevo edificio habría una zona comercial, con
locales, se trataría de conseguir un total de 259 aparcamientos. El
Hotel-Balneario inicial se convertía así en un edificio de 783
apartamentos.
El momento era propicio. La fisonomía de la playa
del Postiguet estaba cambiando a marchas forzadas; se remodelaba el
paseo de Gomiz, y agonizaban los dos últimos balnearios, La Alianza
y La Alambra, que desaparecería definitivamente el 25 de mayo de
1969. Alicante vivía una euforia urbanística sin precedentes
espoleada por el boom turístico.
Con la playa del Postiguet en obras, el 23 de julio
de 1969 Urbatusa dio otra vuelta de tuerca al proyecto y presentó
ante el Director General de Puertos y Señales Marítimas un escrito,
acompañado por el proyecto de construcción del hotel solicitado y
por la copia literal del Registro de la Propiedad de Alicante que les
autentificaba como dueños de aquellos terrenos. El representante de
Urbatusa, Fernando Hernández Laguna, advertía que 'dicha parcela
fue adquirida como consecuencia de la construcción de una explanada
adosada al Dique de Levante del Puerto de Alicante, ganando terreno
al Mar, y a virtud del expediente instruido por la Dirección
Facultativa del Puerto de Alicante, acorde con la Ley de Puertos y de
su Reglamento, etc. etc. (...) La parcela es para la construcción de
un inmueble en Régimen Hotelero, el cual está sujeto, entre otras,
a la siguiente condición: b) la altura del edificio no será
superior a la que actualmente ocupa la Administración de Aduanas'.
El objetivo de Urbatusa quedaba claro, porque
Hernández Laguna añadía a continuación: 'Si se aplicara
estrictamente dicha norma no se podría hacer el hotel de la
categoría deseada (800 habitaciones)'. Después de asegurar que no
pretendían 'obtener más metros cuadrados de construcción, que se
trata de una cuestión estética', planteó que fuera cambiado el
punto que limitaba el volumen y la altura del edificio. Ahora ya no
se trataba de apropiarse de unos terrenos públicos a cambio de nada,
sino de construir por encima de lo permitido. Como una especie de
versión urbanística del timo del nazareno, con la habilidad de
saber mover documentos de un lado a otro hasta cambiarles su
naturaleza real, los propietarios de Urbatusa consiguieron sus
propósitos. Para ello contaron con la complicidad de la Junta del
Puerto de Alicante, que remitió el nuevo proyecto hotelero al
Ayuntamiento de la ciudad. A su vez el alcalde, José Abad Gosálvez,
lo entregó al arquitecto municipal, Miguel López González, para
que emitiera un informe con apremio. 'Dado el interés que la
referida construcción supone para nuestra ciudad, le ruego
cumplimente el informe que se le interesa con la mayor urgencia',
escribió el alcalde Abad, con evidente intención.
El 7 de agosto de 1969, los arquitectos municipales
remitieron al alcalde un informe demoledor, en el que advertían
textualmente: 'Que el volumen de edificación es de 14,5 metros
cúbicos por metro cuadrado, y su altura de 25 metros, cuando en la
Playa de San Juan el máximo es de 2,50 metros cúbicos. Rebasa en 9
metros la cumbrera de la cubierta, restando por tanto, visibilidad
del mar desde la ciudad. En cuanto a su composición como edificio de
aparthotel, es en realidad un bloque de apartamentos, no propiamente
hotel'.
Ese mismo día, el alcalde Abad reunió a la
comisión municipal de urbanismo que trató el proyecto de
Aparthotel, denominado ya 'Meliá Alicante' y decidió en estos
términos: 'Visto el informe del Arquitecto municipal, que al no
poder realizar plantas para servicios por debajo del nivel del suelo
por la naturaleza de éste, el exceso de altura sobre la cumbrera del
Edificio de Aduanas es justificable y en atención al prestigio que
dentro del Ramo de la Hostelería goza la Empresa promotora, se
permite proponer para la aprobación'.
El 19 de agosto, la Comisión municipal permanente,
presidida de nuevo por Abad Gosálvez, culminó la faena y, tras ver
los informes, levantó un acta que decía: 'Luego de la consiguiente
deliberación, en el (sic) que se pone de manifiesto la necesidad que
tiene Alicante de instalaciones hoteleras de gran categoría (...) se
aprobó por unanimidad el proyecto de construcción de un
establecimiento hotelero que se denominará Meliá Alicante'.
Para coronar la faena, el 2 de diciembre de 1969, la
Comisión Municipal de Urbanismo remitió a la Comisión Provincial
de Urbanismo un informe en el que pedíó la aprobación del nuevo
proyecto, argumentando que por su emplazamiento en terrenos ganados
al mar el edificio estaba fuera del planeamiento urbano de la ciudad
y no podía regularse,entrando de lleno en la consideración de
edificio especial. Y añadía: 'Por tratarse de una instalación de
tipo hotelero que encaja con la zona turística de la Playa, esta
Comisión de Urbanismo estima oportuno proponer a V.E. la aprobación
de las obras proyectadas'. Por fin la fórmula mágica: edificio
especial. Un nuevo ejemplo de la plaga de 'edificios singulares' que
arrasó la arquitectura urbana de los años 60-70.
* Este articulo apareció en la edición impresa del
Domingo, 11 de febrero de 2001
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